Mamen Monsoriu se afianza en LA SEGUNDA como la nueva voz de la narrativa femenina millenial

Editorial Espasa. 240 páginas Rústica con solapas: 21,90€ v Electrónico: 9,99€ Después de JUSTICIA POÉTICA, Mamen Monsoriu recurre en LA SEGUNDA a la palabra perfecta, a la música del lenguaje, para hacer una nueva autopsia de las relaciones amorosas descompensadas, donde los que se perciben como perdedores tardan en ser conscientes de que no se puede perder lo que nunca se ha tenido. Ser la otra tiene su encanto. La otra es el vértice flexible del triángulo amoroso. La que no tiene que lidiar con discusiones, ni compromisos, ni responsabilidades afectivas. Ser la otra tiene su encanto. Hasta que, en una comida familiar, alguien te pregunta si tienes pareja. Y tú, que llevas años haciendo vida de pareja, tienes que responder que no. Hasta que vas a una boda en la que todo el mundo tiene a alguien con quien bailar pegado menos tú. Hasta que pagas sola el alquiler de un piso donde casi nunca estás sola. Hasta que llegan las fechas reservadas para el amor y nadie te dice «te quiero». Entonces, todo se tuerce. Han pasado veinte años, en los que Celia y Fer han fraguado una relación de amantes. Ella se siente cómoda y segura con ese papel, a sabiendas de que ser la segunda es renunciar a ser la primera. ¿Cuál es esa fuerza que le hace perseguir su estela? ¿Y qué es lo que lo lleva a él a seguir eligiéndola pese a que otras mujeres vayan conquistando su vida? Celia ha alcanzado su límite y está dispuesta a contar la verdad. ¿Es posible hacerse escuchar en una guerra de silencios? LA SEGUNDA destaca por su poder evocador y de gran calidad literaria. La voz de la narradora conectará desde el principio con las lectoras de más de 30 años que han experimentado relaciones de pareja con muchas incertidumbres, complicadas o con dilema de querer sin recibir. La NOVELA viaja a lo largo de casi veinte años por las idas y venidas de una pareja que está destinada a reencontrarse constantemente y que se plantea hasta dónde están dispuestos a llegar por mantenerse al lado el otro. Es una reflexión sobre el amor actual. La novela toca un tema universal: el amor y la difícil posición de ocupar un papel secundario en la vida de alguien. Esta perspectiva invita a reflexionar sobre las relaciones no tradicionales y a cuestionarse si el amor siempre debe seguir normas establecidas. APUNTES NARRATIVOS Ser la otra tiene su encanto. La otra es el vértice flexible del triángulo amoroso. El ángulo que —casi— todo lo ve. La que no tiene que lidiar con discusiones, ni compromisos, ni responsabilidades afectivas. La luchadora que solo se rinde a sus caricias. El cuerpo donde atrincherarse en horas bajas. Y disparar a ganar. La otra es el fuego disperso que nadie se preocupa en apagar. La que, invisible, va quemando la relación principal. La que mueve los límites como si fueran fichas de dominó. La que no tiembla a la hora de faltarle el respeto al compromiso. La que contempla el partido desde el banquillo y se siente en una posición de poder. La que tiene la llave maestra, pero no sabe dónde está la puerta. La que sabe que la fantasía es un camino hecho de imprudencias y, aun así, lo recorre. La que tiene acceso completo a sus secretos, bajo el precio de ser uno de ellos. La otra se muestra siempre sonriente y encantada. Aunque lleve tres días esperando un mensaje que no va a llegar. Aunque no sepa qué día de la semana la va a querer a su lado, ni cuántos minutos disponibles va a tener para ella. Ser la otra también es confundir pasión con amor. Cariño con amor. Roce con amor. Pero contrato tiene letra pequeña. Ser la otra tiene su encanto. Hasta que, en una comida familiar, alguien te pregunta si tienes pareja. Y tú, que llevas años haciendo vida de pareja, tienes que responder que no. Hasta que vas a una boda donde todo el mundo tiene alguien con quien bailar pegado menos tú. Hasta que pagas sola el alquiler de un piso donde casi nunca estás sola. Hasta que llegan las fechas reservadas para el amor, y nadie te regala un te quiero. Entonces, todo se tuerce. En horas flacas, cuando los residuos de placer —que fluyen, volátiles, por el cuerpo— sedimentan en forma de tristeza, ella se lo cuestiona todo. Se pregunta si sus hoyuelos al reír no serán arrugas de expresión cansada. Si tiene algún sentido estar dentro del huracán de la pareja ficticia. Y los silencios cómodos se transforman en silencios llenos de palabras, que no se dicen. Él, ante la incipiente oscuridad, distorsiona la historia, y hace que se sienta importante. La señala de privilegiada y afortunada, por poder disfrutarlo más y mejor que nadie. Por ser la única conocedora de la verdad. Él solo busca la diversión sentimental. Es un manipulador por deformación personal. Utiliza su poder de convicción para borrar el desfase que hay entre ellos con adulaciones y caricias. Inventa un contexto donde ella siempre sale ganando. Pero en el amor no se puede ganar si uno de los dos pierde. En el amor no hay victoria, si esta conlleva el sufrimiento del otro. No obstante, durante esos años, Celia —engañada o no— es feliz a su lado. TEMAS PRINCIPALES Más que una historia de amor, La segunda es una historia sobre el poder de soltar, de dejar ir las narrativas que nos dañan y aprender a escribir las propias. A través de Celia, la novela muestra lo difícil que es romper un ciclo, pero también lo liberador que puede ser cuando finalmente sucede. DEPENDENCIA EMOCIONAL Más que amor, lo que une a Celia y Fer es una dependencia emocional disfrazada de pasión. Su atracción es una droga: cuando están juntos, la intensidad es absoluta; cuando están separados, la angustia y el anhelo la devoran. En su mente, Celia cree que Fer es el único que puede “curarla” de ese deseo. La novela muestra cómo el deseo puede ser tan adictivo como el amor, cómo puede hacernos aceptar migajas a cambio de la ilusión de una conexión especial. Pero, al final, el deseo por sí solo no construye una relación, solo la prolonga en el tiempo sin un destino claro. AMISTAD COMO ESPACIO DE DESEQUILIBRO Fer siempre usó la amistad con Celia como una excusa para mantenerla cerca, sin comprometerse. Sabía que ella estaba dispuesta a esperar, a entender, a ser paciente. Y ella, en su deseo de estar en su vida de cualquier forma posible, aceptó un vínculo desigual, donde ella ponía el corazón y él solo la buscaba cuando le convenía. Celia también se engaña al creer que ser amigos es suficiente, cuando en realidad siempre quiso algo más. Hace unos días, a Celia le habría sentado peor, pero ahora observa la relación desde una posición de poder. Sabe que saltarse la comida para ir a recogerla habría desatado el caos en la pareja. Y eso es lo último que quiere en ese momento, problemas. Siente que por fin tiene su lugar en la vida de Fer: un podio con gran reconocimiento y ningún premio, que ratifica su carrera de cabezota. Se sabe privilegiada de caminar con un secreto tan valioso de la mano. Apenas ve nada, pero lo sabe todo. Todo menos ese pequeño ángulo muerto que se abre entre Fer y Amalia. Lo que suceda ahí, no es asunto suyo. LUCHA ENTRE DIGNIDAD Y RESIGNACIÓN El gran conflicto interno de Celia es cuánto está dispuesta a ceder por el amor de Fer. Cada vez que él la busca, ella duda, porque sabe que lo correcto sería alejarse, pero no puede evitar ceder. La resignación es su refugio: “esto es lo que hay”, “esto es mejor que nada”. Pero al final, la dignidad se impone. Su victoria no es quedarse con él, sino poder decir “me voy” sin mirar atrás. Sabe que se encuentra ante un ideal. No se trata solo de amor, es una manera de vivir. Se lo cuentan todo, hablan de todo lo que les pasa, de lo que piensan y sienten con libre albedrío, sin miramientos, sin escrúpulos. Eso es algo que hacen bien. Pero no tienen nada en común. Ni siquiera planes de futuro. Compartir la vida habría sido muy difícil. RECONSTRUCCIÓN PERSONAL El mayor triunfo de Celia no es que la relación entre Fer y Edurne se rompa, sino que ella ya no siente nada por él. En el epílogo, cuando se reencuentran, Celia se da cuenta de que su amor por él ha muerto, no por odio, sino por evolución. Finalmente, se elige a sí misma. Solo somos conscientes del paso del tiempo al encontrarnos con quien nos hizo daño, sacudir el cuerpo y ver que no queda resquicio de rencor. PERSONAJES CELIA Es la protagonista y narradora de la historia. Desde su adolescencia, ha orbitado alrededor de Fer, creyendo que algún día será su primera opción. Celia es impulsiva, apasionada y obsesiva, atrapada en la esperanza de que su historia de amor con él tome el rumbo que siempre ha imaginado. Su crecimiento a lo largo de la novela la lleva a descubrir que, a veces, el mayor acto de amor propio es saber cuándo irse. Un día, ella atraviesa la ciudad helada paseando, encogida por las bajas temperaturas. Camina despacito, aguardando a que alguien la alcance. Esperando lo que nunca llega. Mira a su lado, pero allí no hay nadie. Sabe que acaba de hacer el amor, pero tiene las manos frías. Y no importa cuántas veces haga el amor esa semana, que seguirá teniéndolas frías." FER Magnético, carismático y contradictorio, Fer es el epicentro de la vida de Celia, el chico que la busca en la intimidad pero nunca la elige. A lo largo de la novela, se presenta como alguien que no sabe lo que quiere, o que, en el fondo, sí lo sabe, pero no tiene el valor de admitirlo. Su ego y su necesidad de admiración lo llevan a jugar con los sentimientos de quienes lo rodean. "Tú y yo no podríamos estar juntos, Celia. Es imposible. No tenemos nada en común. Nuestras proyecciones son opuestas. Nos llevamos tan bien precisamente porque no estamos juntos. Si estuviéramos juntos, se estropearía todo" VÍCTOR Leal, paciente y estable, es el chico que siempre estuvo dispuesto a dar a Celia el amor que ella buscaba. Su presencia representa lo que la protagonista podría haber tenido si no estuviera atrapada en un amor imposible. Su papel en la historia es crucial para mostrar el contraste entre un amor sano y uno que solo existe en el anhelo. "No es culpa tuya, es habitual que nos enamoremos de quien menos nos conviene" EDURNE Lejos del prototipo de mujer que Fer suele buscar, Edurne es su última pareja oficial y la mujer con la que planea casarse. Representa la estabilidad que él dice querer, aunque su relación está construida sobre la misma fragilidad que las anteriores. Es el punto de inflexión final de la historia y la destinataria de una carta que lo cambia todo. Para asombro de todos, la relación con Edurne cuaja. A ella sí que sabe tratarla. Sí que la cuida. La mima y la consiente. Hablan el mismo idioma: uno muy aburrido y soberanamente tradicional, pero se entienden. Sobre la autora MAMEN MONSORIU Mamen Monsoriu (Valencia, 1994) estudió Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia y actualmente ejerce como escritora, librera y embajadora cultural. Es la creadora y anfitriona de la librería El Imperio. Pertenece a la Junta Directiva de CLAVE. @mamenmonsoriu 36 K seguidores 10 Ningún aspecto vital puede describirse con una línea recta. Ninguno, salvo el amor. La línea del amor es lisa y siempre continua. Más o menos gruesa según el momento. Hace falta un motivo de peso para torcer una historia de amor. Cuando se tuerce, nunca vuelve a ser la misma. En el amor, la torsión es irreparable.

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