Tras el éxito de BELLEZA ROSA, Arantza Portabales desvela en ASESINATO EN LA CASA ROSA el primer caso de la serie «Los Crímenes de Loeiro»

Editorial Lumen. 440 páginas

Tapa blanda con solapas: 20,90€ Electrónico: 9,99€


Loeiro, marzo de 2020. Rosa Piñeiro, esposa del magnate Ulises Villamor, observa a través de la cristalera a sus nietos jugando en el jardín. A pesar de estar en pleno confinamiento, se siente feliz: por fin toda su familia se encuentra bajo el mismo techo. Sin embargo, la feliz estampa de sus nietos y los dulces recuerdos de la infancia de sus hijos en ese mismo jardín son interrumpidos por un extraño malestar que la distrae de sus pen­samientos. Pronto, lo que parece una molestia sin importancia, se convierte en un infarto fulminan­te que acaba con la vida de la dueña de la casa más emblemática de Loeiro, la Casa Rosa.


Cuatro años más tarde, la inspectora Iria San­taclara lleva seis meses de excedencia laboral para cuidar a su marido, Ángel, que ha quedado convaleciente tras de sufrir un ictus. La reputada inspectora se encuentra en el momento más difí­cil de su vida cuando recibe una extraña llamada. Ulises Villamor, uno de los hombres más podero­sos del país, quiere proponerle un trato: él se hará cargo del costoso tratamiento que podría salvar la vida de Ángel, a cambio de que la inspectora se traslade a su mansión de Loeiro para investigar la repentina muerte de su mujer. Después de haber recibido de forma anónima un sobre con una foto de las adelfas de su jardín, el magnate sospecha que el infarto de su esposa fue provocado por esta planta venenosa y está seguro de que uno de sus hijos o de los cónyuges de estos está detrás de la muerte de Rosa. En esta situación, la inspectora se ve obligada a dejar atrás sus valores y su inta­chable sentido del deber para adentrarse en esta investigación extraoficial en la que contará con la ayuda en la sombra de su antiguo jefe, el recién jubilado César Araújo.


Ya instalada en la lujosa morada, Iria no solo tiene que enfrentarse a la desconfianza de los Villamor ante su presencia, sino que también al silencio de un servicio que no está dispuesto a desvelar ninguno de los secretos que ocultan los muros de la casa. Enseguida la inspectora des­cubre que en Casa Rosa nada es lo que parece, y que tendrá que recurrir a medios poco habituales para descubrir la verdad que los habitantes de la mansión luchan por ocultar. Por esta razón, ade­más de contar con el apoyo del inspector Araújo fuera de Loeiro, tendrá que ganar aliados como Sinda Sobrado, una vecina conocida como la SS o la Gestapo porque no hay suceso que ocurra en el pequeño pueblo que pueda escapar de sus prismáticos. Con los dos jubilados de su parte, y la presión de Ulises Villamor para que su entorno colabore en la investigación de un supuesto robo en la empresa, la inspectora comienza a abrirse paso en el intrincado pasado de la familia. Así, descubre el papel que juega cada uno dentro del universo de los Villamor: Ulises, el padre autorita­rio que antepone su empresa a todo; Álvaro, el hijo mayor acomplejado bajo la sombra de su padre; Elvira, la mujer florero que rehúye de su pasado humilde; Ada, la hija perfecta que se hace valer en un mundo de hombres; Rafa, el marido mujeriego que vive del dinero de su esposa; y Eduardo, el hijo pequeño mimado y vividor que no quiere saber nada de negocios. Los días en la mansión pasan sin mayores novedades hasta que se produce un nuevo asesinato que da un giro a la investigación.


La inspectora Santaclara y el inspector Araú­jo se ven obligados a buscar información fuera del entorno cada vez más tenso de la Casa Rosa. De esta manera, el pequeño pueblo de Loeiro se descubre como un gran baúl que guarda sucesos de un oscuro pasado que los Villamor tratan de ocultar. Conforme la investigación avanza, los ins­pectores tendrán que hacerle frente a sus propios fantasmas y a este caso que, lejos de esclarecerse, se convierte en un enigma mayor en el que nadie se libra de sospecha.


En este primer caso, la inspectora Santaclara y el inspector Araujo tratan de desentrañar esa ma­raña de secretos familiares, envidias irrefrenables y ambiciones voraces en la que se ha convertido la familia Villamor. Un primer misterio que les obli­gará a traspasar los límites de su rígida moralidad para conseguir escapar de este laberinto plagado de lobos con piel de cordero en el que pasado y presente chocan, y atrapar al culpable de este cri­men en el que todo queda en familia.


LAS CLAVES DEL CASO


Tras el éxito de su anterior trilogía protagoniza­da por los inspectores Ana Abad y Santi Barroso, llega el primer caso de la serie Los Crímenes de Loeiro: Asesinato en la Casa Rosa. En esta primera entrega de la nueva saga negra de Arantza Porta­bales, el lector regreserá a Galicia de la mano de la inspectora Iria Santaclara que dejará la ciudad para sumergirse en los crímenes que asolan a un pequeño pueblo costero de las Rías Baixas: Loie­ro. Ahora, Iria y el inspector jubilado, César Araújo, dejan de investigar como miembros de la policía de Pontevedra y se adentran en una investigación extraoficial que pretende encontrar la verdad tras el envenenamiento de Rosa Piñeiro con adelfas. En este caso, los inspectores tendrán que hacer uso de su entrenado olfato para desenmascarar a los perfectos habitantes de Casa Rosa, y reordenar las piezas de un oscuro pasado que todos tratan de ocultar. Asesinato en la Casa Rosa pone a los inspectores entre la espada y la pared, en esta in­vestigación que se aleja del entorno urbano de los casos anteriores para presentarnos un mundo ru­ral en el que ricos y pueblerinos viven enfrentados.


Víctimas y culpables se hacen partícipes de esta confusa partida de póker en la que todos tie­nen mucho que ganar. Una vez más, Arantza Por­tabales construye con precisión un microcosmos que recuerda a otros clásicos del género policíaco como La casa torcida de Agatha Christie. A pesar de estos guiños, Portabales siempre aporta su toque personal e innovador, pues en esta nueva entrega nos reencontramos con su caracterís­tica narración caleidoscópica en la que pasado y presente convergen desde distintos puntos de vista para reflejar la minuciosa construcción de la trama por parte de la autora. Sin embargo, la escritora emprende una nueva incursión en la naturaleza de lo monstruoso lejos de los depreda­dores sexuales y los asesinos que acechan entre las sombras de los callejones. Esta vez, Portabales se adentra en la mansión de una de las familias más ricas del país para demostrar que el dinero y el poder crean monstruos por los que es difícil no dejarse arrastrar.


Considerada una de las grandes voces de la novela negra contemporánea, Arantza Portabales demuestra en esta primera entrega de Los críme­nes de Loeiro su gran dominio de los mecanismos de la novela policíaca. Entre herederos codiciosos, pistas falsas y el dolor que acecha a ambos inves­tigadores que luchan por la justicia, a pesar de sus situaciones personales, Asesinato en la Casa Rosa excede las exigencias del género. En Asesi­nato en la Casa Rosa, la autora no solo demuestra su capacidad de urdir una trama compleja y cons­truir personajes poliédricos con intenciones ocul­tas, también descubrimos junto a los inspectores una realidad gris en la que la justicia no siempre es ciega, en la que la verdad puede ser terrorífica y en la que los lugares más luminosos pueden es­conder las mayores sombras.


LOS PERSONAJES:


Iria Santaclara

Tras su pelo rubio y sus ojos grises, hay una mujer inteligente, segura y apasionada por su tra­bajo que se ha ganado a pulso su puesto en un mundo de hombres. La mejor inspectora de Pon­tevedra es conocida por haber desmantelado una red de tráfico de mujeres y, sobre todo, por haber resuelto el asesinato de una adolescente llama­da Carlota Pereira. Sin embargo, se ve obligada a dejar su trabajo cuando su marido, Ángel, sufre un ictus que lo hace totalmente dependiente de sus cuidados. A pesar de no querer separarse de él, acepta la oferta de Ulises Villamor porque no puede hacer frente a los gastos del tratamiento, y supone la única esperanza a la que asirse para re­cuperar al hombre del que se enamoró. No se deja intimidar por nada ni nadie y, aunque depende del dinero de los Villamor, su lealtad siempre está del lado de la verdad, la justicia y la ley. Conforme el caso avanza, descubre la corrupción y el poder del dinero, lo que le hace perder su carácter idealista y su rigidez moral. Por esto, Iria Santaclara final­mente traspasa los límites de la legalidad para ha­cer justicia y llegar a la verdad.


César Araújo

Además de ser el antiguo jefe de Iria, es su gran amigo y aliado. También es una figura paternal que la admira y que la ha protegido de otros profe­sionales que la envidian. Cuando su mujer, Chelo, muere de un cáncer, es su hijo, Elías, quien lo saca de la depresión. Después de jubilarse, se muda a Aguete y emprende una vida solitaria junto al mar. Ahora, vive en el recuerdo de su mujer y en la nostalgia de sus días como inspector. A pesar de mostrar ciertas reticencias iniciales ante el pacto de Iria con el empresario, desde un principio co­labora activamente en la investigación porque es una oportunidad para reconectar con ese pasado que echa en falta desde su soledad. Él, como Iria, es un hombre de ley que descubre que, en ocasio­nes, hay que hacer cosas desde las sombras para que se haga justicia. Sorprendentemente, este caso también supone una oportunidad para de­jar atrás ese carácter frío que le ha quedado como poso tras la muerte de Chelo, y encontrar el amor en un lugar inesperado.


Ulises Villamor

Su patrimonio millonario esconde un pasa­do humilde como hijo del maestro de Loeiro. Su inteligencia y ambición desmedida es lo que le permite convertir los sanatorios de su suegro en un imperio empresarial sanitario (Asistencia Ga­llega). A pesar de ser un hombre frío, calculador y autoritario que antepone su empresa a todo, siempre estuvo completamente enamorado de su mujer, Rosa Piñeiro, que era su gran confidente y socia desde las sombras. Sin embargo, esto no le impide criticar la libertad y el mimo con el que Rosa crio a sus hijos, y la culpa de que su prioridad no sea el futuro de la empresa. Aunque viene de una familia humilde, su riqueza y poder le convier­ten en un hombre elitista y muy conservador que tan solo dejará la empresa a aquel hijo que tenga descendencia biológica. Cuatro años después de la muerte de Rosa, recibe anónimamente una foto de unas adelfas, flor que se encontraba en su jar­dín y que puede producir un ataque cardíaco tras su ingesta. En ese momento, decide contactar con Iria Santaclara y aprovecharse de su delicada situación para que la imagen de la empresa no se vea salpicada por una investigación oficial.


Rosa Piñeiro Vangeneberg

Hija del hombre más influyente de Loeiro, Álva­ro Piñeiro, y de Ada Vangeneberg, una mujer belga que llega a Galicia huyendo de la guerra. Por esta razón, se cría entre dos mundos: entre los lujos de la Casa Rosa y los pueblerinos. Este contacto con el pueblo es el que le lleva a conocer y a enamorar­se de Ulises desde muy joven. Aunque parece que ella no tiene nada que ver en la empresa, es la ver­dadera jefa de Asisgal desde las sombras. Sin em­bargo, a diferencia de su marido, su prioridad por encima de todo es el bienestar de cada uno de sus hijos. Por todo ello, tanto sus hijos como los habi­tantes de Loeiro, la comparan con su marido que poco tiene que ver con el carácter humilde, liberal, cariñoso y familiar de Rosa. Durante el confina­miento, se siente feliz por el regreso de sus hijos a la casa familiar, pero no puede disfrutar mucho de ello porque pronto muere de un ataque al corazón.


Álvaro Villamor Piñeiro

El hijo mayor de los Villamor es una copia me­diocre de su padre. Debido a su torpeza con los estudios sufrió acoso escolar y por ello se convier­te en una persona tímida, nerviosa y acomplejada bajo la sombra paterna. Trata de seguir los mis­mos pasos que su padre y estudia la carrera de Empresariales en Madrid donde conoce a Laura, su primera novia. Al sentirse querido por primera vez, Álvaro desarrolla una dependencia por su pa­reja que muere en un misterioso accidente de trá­fico. La muerte de Laura lo sumerge en un trastor­no ansioso depresivo que da lugar a que trate de suicidarse y sea ingresado en una clínica durante un año. A su vuelta a Madrid, conoce a Elvira, su mujer, que lo saca de su estado depresivo y renue­va sus ganas de vivir. Es el único de los hijos de Ulises que trabaja en la empresa y se interesa por ella, pero su falta de intelecto, su carácter inesta­ble y la esterilidad de su esposa le deslegitiman como heredero. Sin embargo, su mala fama en el pueblo, su carácter manipulable y su mecha corta le dan todas las papeletas para ser el asesino.


Ada Villamor Piñeiro

Su nombre y sus ojos grises no son las únicas cosas que hereda la mediana de los Villamor de su abuela. Es inteligente, humilde y cercana como todas las mujeres de su familia. Después de coin­cidir con la inspectora en los dos últimos cursos de la EGB, estudia en el extranjero donde da sus primeros pasos hacia un futuro brillante como doctora. A pesar de su gran trayectoria en el ámbi­to sanitario, no le interesa formar parte de la em­presa familiar y escoge demostrar su valía como profesional en el sector público. Sin embargo, esto no impide que por el momento sea la heredera del patrimonio familiar al ser la única de los Villamor que tiene hijos, y la que más tiene que ganar con la muerte de su madre.


Eduardo Villamor Piñeiro

Su infancia solitaria entre las empleadas de Casa Rosa y las olas de la playa de Loeiro forjan su espíritu libre y aventurero. El pequeño de los Villamor es un joven playboy que vive bajo el sol de California, y al que poco le interesan los com­promisos y el trabajo. Arrogante, crápula y hedo­nista, cree que la empresa ya está montada y que su única función es gastar el dinero que produce. Aun así, sigue siendo el más inteligente de sus hermanos y el más parecido a su padre en el fon­do. Su aparente desinterés, no es más que una fa­chada que pretende ocultar que sabe mucho más de lo que parece.


Elvira Lamas Pardo

Bajo su ropa de marca y su pelo a lo Audrey Hepburn, se esconde un pasado humilde como hija de un conserje de colegio. Antes funcionaria y ahora la esposa del mayor de los Villamor, vive acomplejada por tratar de ser uno de ellos. Su pa­pel imprescindible en la recuperación de Álvaro no es suficiente para conseguir la aprobación de la familia que sigue percibiéndola como una trepa que solo quiere su dinero. Su apariencia frágil de mosquita muerta oculta una mujer envidiosa, ma­nipuladora y ambiciosa que haría lo que fuera por conseguir lo que quiere: ser una Villamor.



Rafa Echevarría

El claro ejemplo de que venir de buena fami­lia no garantiza la clase. El marido de Ada quizás sea su mayor fracaso: mujeriego, despreocupado y presuntuoso. No es más que un empresario fra­casado que vive de emprender un negocio fallido tras otro con el dinero de su esposa. Un padre au­sente que pocas veces se deja ver en la vivienda de los Villamor, pero que aparece rápido cuando se habla de heredar el patrimonio.


Carmen

La asistenta de Casa Rosa no percibe su traba­jo como un peso, sino como una salvación. Tras la muerte de su marido en 2004, le queda una pen­sión mínima que le obliga a acudir a Rosa Piñei­ro en busca de un empleo. Entre los muros de la mansión no solo encuentra una forma de pagar facturas, sino un alivio de su vida solitaria cuidan­do al pequeño Eduardo como si fuera un hijo. Es una mujer cariñosa, servicial, fiel, y educada que recoge además la virtud esencial para ser la per­fecta empleada de los Villamor: no irse de la len­gua


Sinda Sobrado

Con sus prismáticos siempre en alto, la maes­tra jubilada es el ojo que todo lo ve en Loeiro. Por eso, se le conoce como la SS o, como ella prefiere, la Gestapo. Es una mujer solitaria, honesta y di­vertida que no tiene miedo de lo que piensen de ella, al fin y al cabo, ella es la primera que sabe que las caretas siempre terminan cayendo.


Alexa Ward

La joven au pair escocesa que fue despedida misteriosamente un mes antes de la muerte de Rosa. Su vuelta a la Casa Rosa, tras los descubri­mientos de la inspectora Santaclara, tendrá un desenlace fatal: será la segunda víctima del caso después de que le disparen en su habitación al poco tiempo de llegar.


Sobre la autora


Arantza Portabales (San Sebastián, 1973), li­cenciada en Derecho por la Universidad de San­tiago de Compostela, inició su carrera literaria en 2013 con la microficción, género por el que ha sido galardonada con el Premio de Narración Breve de la UNED y el Premio Manuel Murguía de relato. Ha ganado también en dos ocasiones el concur­so de la Microbiblioteca de Barberà del Vallès. Es autora de la colección de microrrelatos A Celeste la compré en un rastrillo (2015) y del libro de rela­tos ilustrado Historias De Mentes (2020). En 2015 publicó su primera novela en lengua gallega, So­breviviendo, que mereció el XV Premio de Novela por Entregas de La Voz de Galicia y que la auto­ra reescribió para su edición en Lumen en 2022 (Premio Tormo Negro Masfarné). Los derechos de su segunda novela, Deje su mensaje después de la señal, publicada inicialmente en gallego y ganadora del Premio Novela Europea Casino de Santiago 2021, fueron vendidos a tres importantes editoriales extranjeras tras la noticia de su edición en Lumen en 2018. Con Belleza roja (Lumen, 2019), ganadora del Premio Frei Martín Sarmiento, inició la serie protagonizada por la pareja de policías Abad y Barroso, que continuó con La vida secre­ta de Úrsula Bas (Lumen, 2021) y El hombre que mató a Antía Morgade (Lumen, 2023). Asesinato en la Casa Rosa (Lumen, 2025) es el primer caso de la serie «Los Crímenes de Loeiro», protagoni­zada por la inspectora Iria Santaclara 



 

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