Tamara Silva Bernaschina, la voz más novedosa de la literatura uruguaya actual muestra en LARVAS una escritura vibrante que empieza a ser reconocida en todo el mundo
Editorial Páginas de Espuma. 104 páginas
Rústica con solapas: 16,00€ Electrónico: 7,49€
La voz más novedosa de la literatura uruguaya actual. Veinticuatro años que ya han dado lugar a una escritura vibrante y que empieza a ser reconocido en todo el continente. LARVAS es el tercer libro de Tamara Silva Bernaschina, tras un debut impresionante, Desastres naturales (muy pronto también en nuestra editorial) y la novela corta Temporada de ballenas. Larvas es un salto hacia lo insólito donde todo parece ser lo que no es, hasta que una yegua muerta aparece delante de nosotros o los perros que nos hacen compañía se convierten en testigos y en verdugos nuestros o las larvas surgen de lo más íntimo de nuestro cuerpo. Bajo un prisma de lo inusual las historias de Tamara Silva Bernaschina son una deriva a lo fantástico porque quizá es ahí precisamente donde nuestra realidad tiene su explicación y sus últimas consecuencias.
La primera pregunta sería a modo de presentación para los lectores y las lectoras que no la conocen, aún. Todavía. A modo de invitación, de memoria, de un aquí estoy: ¿quién es Tamara Silva Bernaschina?
Es alguien que escribe porque cree que ahí hay una forma distinta de pensar, ser y hacer, y en esa creencia hay también un deseo inmenso de otra cosa. Alguien que cada vez más disfruta y confía en lo que pasa cuando un texto comienza a existir. Tiene curiosidad y ganas y humor y miopía y veinticuatro años y cuatro perros, aunque ninguno vive con ella en Montevideo. También dos libros publicados antes que Larvas: Desastres naturales y Temporada de ballenas. Y agradecimiento y cariño, y una colección de huesitos animales en una caja debajo del escritorio.
Su tercer libro, Larvas, se mueve entre lo inusual, lo “realista”, lo fantástico. Lo fascinante de sus cuentos es que a cada paso el lector debe renovar el pacto de lectura 4 en el libro, y esto es un desafío que sorprende. ¿Dónde están sus retos de escritura para llegar a esta oscilación de lo insólito?
Me gusta eso de renovar el pacto de lectura. Durante la escritura de Larvas traté de despojarme de mi obsesión por la verosimilitud y creo que ese abandono le hizo muy bien no solo a mi proceso creativo, sino también al libro. También repensar mucho alrededor de lo que puede o no ser verosímil y evaluar cuánto me importa. Poder pensar en una nueva lógica para la realidad construida en cada cuento y que funcionen, en sumatoria, juntas, pequeños pactos dentro de un gran pacto. Todo eso me permitió dejarme llevar nomás por el latido de cada cuento, y por la belleza de ciertas imágenes.
Hay cierta inclinación por los vínculos de esa luminosidad, inseguridad, afán, inocencia (cada vez más perdida) de una juventud que se mueve entre el descubrimiento, la búsqueda y el desencanto. ¿Qué inclinación hay ante este universo de personajes?
Me seduce ese universo y esos claroscuros que nacen con el deseo. Cualquier tipo de deseo. Y lo mejor es que hasta ahora había sido un territorio casi inexplorado en mi ficción. Así que más allá de la seducción y la curiosidad, me divertí mucho tratando de ver hacia dónde iba.
En ocasiones no evita la huella, el efecto, de cierta estética de lo macabro, de lo cruel, de lo oscuro. En otras, hay una debilidad por la atmósfera, por el detalle, por la sugerencia y el umbral. ¿Cómo conviven en su concepción creativa ambas orillas?
Esos son los claroscuros de los que hablaba antes. La sombra es la mejor parte de la luz, me parece. Sobre todo en la escritura. Y a veces en la sombra hay cosas muy hermosas, además de tristes y macabras. Entonces esa luminosidad cuesta más verla, apreciarla, quererla. Me gusta que en la pregunta diga que «conviven», es linda esa palabra y creo que describe muy bien esto de lo luminoso y lo más ominoso y oscuro.
Debemos preguntarle por la estructura del libro, muy meditada, muy cerrada en sus ejes y sus conexiones, unas subterráneas, otras más claras. ¿Cómo avanza en ese artefacto llamado libro de cuentos?
Las larvas, como ejemplares juveniles de alguna otra cosa, se alimentan y van dejando una suerte de canal, caminos subterráneos en la carne infectada, en la carne muerta, en la carne viva, en la tierra, que a veces se conectan y a veces no. Esa es la estructura que quería que tuviese el libro, un ecosistema, un cuerpo extraño. Y como latido, esa hambre primitiva que lleva a algún ser vivo hacia adelante.
Una última: ¿le gustan los perros? En su libro larvas y perros conviven.
Si no fuera una persona me gustaría ser un perro.
Sobre la autora
Tamara Silva Bernaschina (Minas-Uruguay, 2000). Es autora de Desastres naturales (2023, próximamente se editará en España y resto de países latinoamericanos), su primer libro, galardonado en 2023 con dos Premios Bartolomé Hidalgo: el de Narrativa y el Revelación. Al año siguiente, el cuentario recibió el Premio Nacional de Literatura en la categoría Ópera Prima. Su novela Temporada de ballenas (2024) recibió una mención de honor en el concurso literario Juan Carlos Onetti. Vive en Montevideo.
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